miércoles, 16 de octubre de 2013

Trade Off – Parte 2

Continuamos con el informe económico del post anterior:



III. “Crecimiento” basado en gasto público y consumo versus monto de reservas comprometidas por el cupón PBI: Como es sabido, la distorsión de la estadística pública sobre la actividad económica no es novedosa, aunque sí lo es el costo financiero asociado al pago del cupón PBI (si el crecimiento fuera 4,5% anual, unos u$s 2900 millones y $ 5100 millones) que habría que afrontar a fines de 2014 si la tasa de crecimiento en 2013 fuera superior al 3,22% anual. El trade off pasa por seguir incrementando artificialmente el crecimiento informado por el Indec, lo cual costaría aproximadamente u$s 3600 millones en Diciembre de 2014 (entre pesos y dólares), en un contexto de escasez de divisas y dificultades crecientes de financiamiento; o reconocer un crecimiento anual inferior a 3,22%, ahorrándose las divisas pero asumiendo el costo político de un bajo crecimiento frente a la sociedad. Existen otros costos asociados a esta acción en términos de un mayor riesgo originado por la diversidad de mediciones de variables. Contamos desde hace mucho tiempo con el IPC Congreso, al cual se suma ahora el PBI Congreso. Huelga decir que no hubo sorpresas. Tal como se esperaba, y como es perceptible en el mercado, el crecimiento de la economía argentina en el primer trimestre fue solo del 0,5%, bastante por debajo del 3% que anunció el Indec para ese período, y que había despertado dudas y sospechas en muchos analistas. Lo mismo seguramente sucederá cuando se conozcan las cifras del segundo trimestre del año: el organismo oficial informó un crecimiento anual de 7% en Abril y 7,8% en Mayo, pero en el sector privado, si bien se reconoce que el período fue muy superior al de comienzos de año, se estima que la expansión fue bastante menor a lo que se está informando. Esta disparidad en la cifras, eleva la tasa de descuento exigida a los activos locales.
Un detalle adicional: Nótese que hemos hablado de crecimiento basado en gasto público y consumo. Deviene sumamente importante esta distinción, debido a que, dejando de lado la discusión de cuál sea el crecimiento, lo cierto es que la cláusula que dispara el pago del cupón, es meramente el crecimiento (dadas ciertas condiciones). Ahora bien, la composición del crecimiento actual, focalizada en el mercado interno, no genera esas divisas necesarias para solventar lo que creó. Muy diferente sería si el crecimiento estuviera asociado mayormente al incremento de las exportaciones netas y que las autoridades pudieran obtener las divisas necesarias en la cuantía requerida. Recuérdese que el Banco Central no pudo aprovechar los u$s 14373 millones que ingresaron al país en concepto de liquidaciones de exportaciones agropecuarias en la primera parte del año y que solo u$s 164 millones, es decir menos de uno de cada 100, quedaron en el BCRA. Esta distinción es importante en la parte del compromiso asociada a divisas.

IV. Corto plazo versus largo plazo: En cualquiera de nuestros trabajos solemos distinguir la importancia entre la coyuntura y la estructura. Nos referimos a la diferencia fundamental entre la agenda de corto plazo y la agenda del crecimiento sostenible que posibilite el desarrollo. En este sentido, enfatizamos una vez más la importancia del marco jurídico, los incentivos correctamente planteados, la cuestión cambiaria, los aspectos impositivos, el frente fiscal, y una larga lista de etcéteras. A la luz de los trade off mencionados (reiteramos, solo exponemos algunos pocos), resulta claro que la agenda no es el mediano y largo plazo.
Ahora bien, a este respecto es preciso distinguir de qué lado del mostrador se encuentra cada agente decisor. Como suele señalar inteligentemente un colega analista del mercado financiero, una cosa es poder anticipar si sucederá determinado evento y de esa manera predecir el curso de los precios de los activos a los efectos de tomar una posición compradora o vendedora, y otra cosa es hablar de una agenda de desarrollo. En este sentido, sin dudas que las noticias referentes a un alza en el consumo que impacta positivamente en los balances de las entidades financieras que financian este son buenas para decidir un posicionamiento en el mercado. Las inconsistencias macro y los equilibrios inestables no tienen demasiada relevancia en ese rol. Pero es cierto también de que los mercados hace rato que no negocian basados en fundamentals y que es un corto plazo permanente. El lector recordará la famosa frase de Keynes “en el largo plazo, todos estaremos muertos”. El dilema es que nuestra economía ha llegado a su tasa de crecimiento de largo plazo. Como hemos expuesto, nuestro problema es de oferta agregada y no de demanda agregada. Es necesaria la expansión de los factores productivos. Ello requiere financiamiento de largo aliento. Entonces, tomar medidas macroeconómicas pro cíclicas, más propias de una situación de una economía que esté por debajo de su potencial, en una economía que ya hace rato está en su potencial, compromete no solo el largo sino también el corto plazo.
En este sentido, entendemos que tiene mayor importancia preocuparse y ocuparse del largo plazo, pues allí es donde estaremos mañana. Cuales sean las condiciones en que estemos, dependerá de las decisiones de hoy. Y en esas decisiones cada vez será menor el margen para ignorar el trade off. Más temprano que tarde deberemos decidir si nos quedamos con la chancha, los veinte o la máquina de hacer chorizos. Lo que es seguro, es que no podremos tener los tres. 

Fuente: Due Diligence Advisory Group Argentina

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